La surfista profesional Lucía Martiño está en un momento de cambio, enfocada cada vez más en proyectos audiovisuales y alejándose de la competición. “Me apetece disfrutar del surfing de otra manera, sintiéndome libre de ir cuando quiero donde quiero; y soy mucho más feliz”, afirma la asturiana.
Esta vez quiso ir en invierno a Islandia para salir de su zona de confort y de los destinos cómodos con olas perfectas y aguas calientes. Islandia, en invierno, es exactamente lo contrario. Lo que buscaba. Así nació Undreamed Waters, un proyecto presentado por Blue Banana.
Con temperaturas de hasta -15ºC, vientos gélidos y -según los locales- las tormentas de nieve más grandes de los últimos años y el invierno más frío en dos décadas, Martiño vivió las sesiones de surf en condiciones más extremas de su vida y, también, algunas de las mejores.
Lo hizo acompañada por los filmmakers Carlos Farrera e Ibai Mielgo, y con el apoyo de los guías locales Lukas Polach y Nicole Suehring, imprescindible para moverse por carreteras con nieve y hasta 8 horas de coche diarias recorriendo los fiordos del norte. El equipo se metió en aguas gélidas donde la temperatura rondaba los 2-3ºC. Playas que estaban cubiertas de hielo, obligando a caminar sobre superficies congeladas cercanas a la orilla para alcanzar el pico.
En ocasiones pasaban 20 minutos entre series de olas, en los que podía nevar muy fuerte. “Era como si me tirasen piedras a la cara, me tenía que tapar con la tabla”, relata Lucía. Pero el agua no era lo peor. El frío era tan extremo que cambiarse después de cada sesión se convertía en una hazaña. "Había momentos en los que no podía doblar los dedos del frío. Llevábamos botella de agua caliente para ayudarnos pero por la humedad, en segundos se te congelaba la mano. Lloré de impotencia porque quitarme el traje era casi imposible", asegura la surfista asturiana.
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