Cuando Jack Robinson se proclamó vencedor de la Vans World Cup of Surfing 2019 y se clasificó para el CT 2020 solo tenía 22 años. A veces se ha pasado por alto su juventud, algo comprensible si se tiene en cuenta que ya llevaba casi una década en el candelero del surf.

Ya en 2011, Robinson se erigió como el mejor surfista de 12 años del planeta. Los vídeos de entonces mostraban a un pequeño niño con una melena rubia cortada en forma de tazón no solo navegando por algunos de los tubos más pesados de Australia Occidental, sino también surfeando con un aplomo relajado y una seguridad tranquila. Esa seguridad no ha hecho más que crecer en los últimos años.

Sus actuaciones en Pipeline, Teahupo'o, North Point y Gnaraloo, por nombrar algunos de los tubos más complicados del mundo, le han hecho ganarse la reputación de ser un talento de una generación en olas de importancia. El compañero surfista de CT Leonardo Fioravanti lo expresó mejor en 2018 cuando dijo: "Jack Robinson es el mejor rider de tubo del mundo." Sin embargo, muchos no sabían si Robinson podría trasladar esas habilidades al ámbito competitivo de las olas pequeñas. 2019 era el cuarto año de Robinson en la EQ y, aparte de una victoria en el Héroes de Mayo Iquique Pro en Chile, todos sus mejores resultados competitivos habían llegado en Hawái.

Sin embargo, con resultados sólidos en Manly y Newcastle, llegó a Hawái en 2019 en un buen momento. La dominante victoria en Sunset fue suficiente para conseguir su plaza en el CT y asegurar que uno de los surfistas más eléctricos del deporte iba a competir finalmente al más alto nivel.

Su año de novato se pospuso entonces 12 meses debido a la pandemia. Al principio le costó adaptarse a los rigores del CT, mostrando destellos de brillantez pero sin conseguir grandes resultados. No fue hasta el último evento de la temporada 2021 en México, donde reunió toda su brillantez en el surf libre y su nueva mentalidad competitiva para ganar su primer evento del CT y asegurar su plaza para 2022.