Hace 40 años era un paraiso perdido, un secret spot, de difícil acceso solamente accesible para grandes aventureros. Hoy en día es un parque temático para surfistas con alojamiento, masajes y hosteleria.

Un lugar para ir a surfear o simplemente ver las olas e impregnarte de la cultura de surf actual en la que hay que hacer cola para pillar una ola y para subir y bajar por las escaleras que te llevan a la playa. Pero sin tener en cuenta todos estos detalles, las olas de Uluwatu siguen igual que hace décadas. Perfectas, largas y potentes para los amantes del surf, un viaje en el tiempo hace épocas solitarias y místicas.



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